lunes, 31 de diciembre de 2012

HACIA AÏN-SALAH

Tademait

La ciudad está en una depresión, en un oasis rodeado de acantilados de piedra, dominando la villa una antigua ciudadela en ruinas de donde tomó su nombre la ciudad.
Fue construida sobre unos peñascos allá por el siglo X, sus alrededores están llenos de fósiles marinos y a su pié se extiende un rico palmeral con más de doscientas mil palmeras datileras, árboles frutales, cereales y legumbres.
No hay mucho que ver aquí, si exceptuamos la pequeña iglesia del padre Foucault, que quizás sea la única del Sahara en un lugar llamado Bel Bachir a unos tres kilómetros de la ciudad.
 Después de dejar El Golea, nos metemos de lleno en la meseta del Tademait, esta hamada con suelo de arcilla se extiende de forma interminable hacia el sur, plana y sin vegetación, nos da la sensación de peligro y de dureza, lo que se podría definir como el vértigo a los grandes espacios salvajes. A 63 kilómetros de la ciudad dejamos a nuestra derecha 
la pista que conduce a Timimún, el firme es terrible, la conducción es muy pesada y todos nos cansamos, aunque Jesús se lleva la peor parte.
Aïn Salah

lunes, 19 de noviembre de 2012

Las Puertas del desierto.


Fuimos al camping situado en la carretera de Laghouat, se llamaba Oued M’Zab, un sitio muy acogedor entre palmeras y con un gran pozo tradicional.

Allí conocimos a un catalán que se dedicaba a bajar coches a Niger, con el viajaba un chico belga y una chica americana, el negocio era sencillo, compraban un vehículo cada uno en Luxemburgo en un desguace, bajaban hasta Ghardaïa y allí lo arreglaban y lo pintaban por unas diez mil pesetas y luego lo untaban con una gruesa capa de grasa para que no se estropease la pintura y lo vendían en Niger por unas cien mil pesetas, que cobraban en francos CFA, convertibles en francos franceses en Paris a donde volaban desde Niger y vuelta a empezar. Durante el viaje vimos muchos grupos de gente dedicados al negocio que nosotros bautizamos como los chatarreros del desierto.
Estuvimos dos días para arreglar una pérdida de agua del camión, Jesús y Vicen desmontaron el radiador y la bomba de agua, pusieron una junta nueva , al día siguiente pusimos aceite al motor y a media mañana salíamos de Ghardaïa, nuestro destino El Golea, 245km mas al sur, hacíamos entre 250 y 300km al día, pero con aquellas carreteras era un gran logro.
El Golea está situado en la parte oriental del gran Erg Occidental, la pista se recorta entre las dunas que algunas veces invaden el escaso asfalto de la ruta.

jueves, 18 de octubre de 2012

GHARDAÏA



utilizaron los pasillos para hacer sus necesidades, no se podía pasar del olor tan desagradable que había en el lugar
Como estábamos solos el guarda del camping nos dio conversación y se bebió media botella de whisky.
Al amanecer Jesús tocó diana y nos pusimos en acción, desayunamos y nos pusimos en marcha, seguimos por la N-23 hacia Ghardaïa.
En medio de una meseta desértica, totalmente estéril, atravesada por el río M’Zab, seco desde hace décadas, se encuentra Ghardaïa, la capital del M’Zab, formada por cinco ciudades.
 Beni Isguem, situada a unos dos kilómetros de la la capital, es la ciudad más piadosa del M’Zab, las puertas de la muralla se cierran al anochecer, tiene la mezquita más importante de la zona con un bello palmeral y una presa.
El Ateuf, la piedra angular, está a nueve kilómetros de la capital y fue la primera de ls ciudades construidas en el M’Zab, cuenta con dos mezquitas, la más importante es la de Sidi Ibrahim, que fue la que inspiró a Le Corbusier para construir la capilla de Ronchamps.
Melika, la reina, situada a un kilómetro de Ghardaïa, fue la ciudad santa del M’Zab.

Bou Noura, la luminosa, situada a cuatro kilómetros de Ghardaïa, su orientación le permite captar los rayos de sol durante más tiempo, construida sobre una loma rocosa, domina el M’Zab, hoy solo quedan las ruinas.

Ghardaïa, fue la última en construirse, es la más grande y más activa de las ciudades del M’Zab .

COTINUAMOS HACIA EL SUR

 
La noche fue dura pues el barco se movía mucho, pero con unas biodraminas algunos hasta pudieron dormir. Cuando el barco llegó a Orán parecía un vertedero los vómitos estaban por todas partes y el olor era insoportable, bajamos a la bodega y subimos todos al camión, dispuestos a pasar la aduana.
Subió un policía al camión, rellenamos un formulario de importación temporal de vehículos, le regalamos un cartón de tabaco y salimos del recinto sin más complicaciones.
Buscamos un aparcamiento y fuimos a buscar el consulado de España, para inscribirnos como transeúntes por si teníamos algún problema.

Teníamos un contacto que nos dio una tarjeta de presentación para el canciller, un chico joven que nos atendió muy bien, es más nos dio un contacto con una española que vivía en Bechar para cambiar dinero, pues la mujer quería salir del país y en ese momento no podía vender sus propiedades, pues la ley lo prohibía. Comimos con el canciller y partimos hacia Mascara.

El paisaje de la franja costera es muy verde, pero cuando superas un pequeño puerto, el cambio es espectacular, la zona árida aparece y nos va a acompañar durante todo el viaje.

Desde Mascara, tomamos la N-14 hacia Takhemadet, Frenda y Aïn Deheb, donde conectamos con la N-23 hasta Laghouat donde pasamos la noche.
                

La ciudad está enclavada en un oasis en los límites del d’Jebel Amour, entre las altas mesetas del norte y la región de Daia al sur.

 Fue constrida por los franceses para vigilar a la tribu de los Oulet Sidi Cheikn, que les habían opuesto gran resistencia.
El camping estaba en un palmeral muy bonito todo abandonado y descuidado, los aseos estaban atrancados, y los que nos habían precedido

lunes, 24 de septiembre de 2012

HACIA EL SUR


La empresa Capisa hizo un buen trabajo, colocó las ventanas laterales y una posterior  y una puerta con un curioso mecanismo para poder abrirla desde el interior, pues las puertas que ellos colocan a los camiones frigoríficos solo se abren desde fuera.

En el interior de la caja construimos unos asientos con tablero marino de tal forma que por la noche se convertía en una gran cama donde poder dormir los pasajeros del camión. Tenía un espacio dedicado a cocina o banco de trabajo, instalación eléctrica de 12 y 24v y 220w, el suministro de agua lo aseguramos con un depósito de 330 litros y el combustible con dos depósitos de diesel de 180 litros cada uno que podían funcionar juntos o por separado, en el techo del camión pusimos una gran baca donde colocamos bidones de plástico con combustible, un pequeño generador y dos botellas de butano, también llevamos un bidón, tipo de los de cloro de piscina, para el equipo de cada uno de los viajeros. También situamos un arnés sobre la cabina para poder filmar o fotografiar en marcha sin riesgo de caer.

Con el camión cargado y la moral a tope salimos de casa de Jaume Miquel con rumbo al puerto de Alicante, el camión pesó 9930kg, subimos a la bodega del barco donde trincaron el camión y nosotros subimos a cubierta, después de las despedidas el ZERALDA inició la maniobra y a las 19,30h salimos de las aguas del puerto de Alicante rumbo a la ciudad de Orán.

viernes, 27 de julio de 2012

VIAJE A ARGELIA


El viejo camión Pegaso que habíamos comprado en una subasta de material del ejército, no parecía el mismo después de meses de trabajo el motor rugía cuando salimos de casa de Jaume Miquel con dirección al puerto de Alicante.

Nuestra idea era cruzar Argelia por la ruta Transahariana hasta la mítica ciudad de Tamanrraset, llegar a Gao, junto al rio Níger y volver a casa por la ruta del Tanezrouft. Pero las cosas no suceden como las planeas.

La báscula del puerto marcó 9936Kg, el depósito y los bidones estaban vacios, pues sabíamos que el combustible estaba mucho más barato que en España, solo el depósito de agua potable de 300 litros estaba lleno.

Nuestro camión era un viejo Pegaso del ejército del aire fabricado en 1977 y que había prestado sus servicios en la zona militar del aeropuerto de Palma, cuando lo vi por primera vez, se me cayó el alma al suelo, era una verdadera chatarra, pero arrancó a la primera.

Meses de trabajo en diferentes talleres fueron modificando su aspecto inicial, respetamos la parte frontal, pero tuvimos que quitar la cabina de lona y sustituirla por una metálica con puertas. En un taller de la Vila, nos adaptaron una cabina de un viejo Ebro que quedó francamente bien, fue una pequeña obra de arte, pues no era fácil adaptar la cabina y mantener el frontal abatible delantero del camión.

Muchas discusiones, dibujos y cervezas fuero necesarias para diseñar la caja, el habitáculo donde viajaríamos, así pues con nuestros dibujos y  nuestra idea de cómo debería ser nos fuimos a la empresa Capisa para que nos construyeran una caja con una estructura de hierro a modo de costillas en el interior del poliéster y con anclajes reforzados a prueba de caminos del desierto.


             Estado inicial del camión.

domingo, 22 de abril de 2012

Cumbre del Huascarán




  
El día 5 de Junio antes de las cinco de la madrugada dos figuras con sus frontales se ponían en marcha, en el amplio collado no se veía nada, y no podían encontrar la huella para subir, esperaron hasta las seis de la mañana y con las primeras luces comenzaron a subir los setecientos sesenta y ocho metros que les separaban de la cumbre, ocho horas de lucha contra la nieve y la fatiga y llegaban a la cumbre, la ansiada cumbre. La niebla no permitía ver el paisaje, pero en realidad no hacia falta, el sueño estaba cumplido, unos montañeros calpinos estaban en la cumbre del Huascarán a 6768 m, eran las 14.00 horas del día 5 de Junio de 1.987.

La llegada al campo base fué inolvidable, nos abrazamos, lloramos...... Sebas y Francisco estaban extenuados, el esfuerzo fué total, subieron abriendo huella con la cumbre cubierta por la niebla y con un frio glacial, pero ahora ya estaban a salvo, Zosimo y yo les preparamos té y comida y poco a poco se fueron recuperando, luego tocaba bajar a reponer fuerzas a Huaraz y a casa.

Participantes de la expedición montañera a la Quebrada de Santa Cruz, Pisco y Huascarán


Sebastián Pastor Ivars, Francisco Miralles Ferrer,

 Jaime Miguel Morató Vives y Juan A. Andrés Martínez

martes, 17 de abril de 2012

Campo base del Huascarán


 Salimos con nuestros cinco burros desde Musho hacia el campo base del Huascarán a 4200 m tardamos unas tres horas en subir, al llegar montamos la tienda, comimos y seguimos hacia el campo morrena a 4700 m donde dormimos.

Al día siguiente tuvimos que bajar, pues la ruta había cambiado, Zosimo nuestro guarda-cocinero había subido a avisarnos, volvimos a bajar para luego subir y al medio día llegamos al campo I a 4700 m allí descansamos y a media tarde estábamos montando la tienda a 5400 m.

Un día mas tarde tuve que descender y solo continuaron Francisco y Sebastián ese día llegaron al campo II a 5700 m allí se reunieron con los húngaros que habíamos conocido en el Pisco. Al día siguiente montaron el campo III a 6000 m en el amplio collado que separa los dos Huascaranes, el norte y el sur.

domingo, 15 de abril de 2012

Musho

Ese mismo día bajamos a Yungayy desde allí fuimos a Musho para preparar la subida al Huascarán dio la casualidad de que estábamos en Yungay el domingo día 31 de Mayo, en esa misma fecha, un domingo 31 de Mayo 17 años atrás, en 1970 fue un día terrible para Yungay, a las 15'30 h un terremoto de una intensidad 7'7 en la escala de Richter sacudió el Callejón de Huaylas fue uno de los peores desastres naturales de la historia, perecieron ochenta mil personas y un millón quedo sin techo una enorme masa rocosa se soltó del Nevado Huascarán y sepultó la ciudad de Yungay con sus 18.000 habitantes, solo hubo 240 supervivientes, los cuales se refugiaron en lo único que queda hoy delYungay antiguo, el cementerio.
Se estima que el volumen del alud fue entre 50 y 100 millones de metros cúbicos y cubrió una superficie de 2200 hectáreas a una profundidad media de 5 a lO m.


miércoles, 7 de marzo de 2012

CAMPO BASE DEL PISCO


Al día siguiente después de comer salimos hacía el campo base del Pisco, y antes de ponerse el sol ya teníamos montada la tienda, allí hicimos amistad con unos húngaros, a los que luego veríamos en el Huascarán.
La noche en el campo base del Pisco se nos hizo larga y dura, pues con el fin de llevar el menor peso posible nos subimos con las fundas de vivac, y por la madrugada el frio era muy intenso.  


El día 30 de Mayo, salimos muy temprano hacia el Pisco, la oscuridad hizo que nos separásemos de la ruta y perdimos cuatro horas hasta que pudimos volver al buen camino atravesamos la morrena que hay entre el Pisco y los cuatro Huandoys, y a las 11'30h. llegábamos al collado del Pisco, allí a casi 5000 m estuvimos conversando un rato con unos alpinistas, allí andinistas, peruanos, los cuales nos dieron ánimos y nos dijeron que la cumbre estaba solo a tres horas, nosotros tardamos cuatro, a las 15.30h de la tarde del día 30 de Mayo pisábamos la cumbre, a 5850 m los tres solos allá arriba, nos abrazamos, y las lagrimas nos nublaron la vista, nos hicimos fotos y a las 16.00h tomábamos el camino de regreso, esa noche dormimos en el campo base del  
 Pisco y al día siguiente volvimos a Yuracorral







Cumbre del Pisco 5850m




lunes, 5 de marzo de 2012

HACIA EL PASO DEL PORTACHUELO


Después de seis horas llegamos al lugar donde estaba la piedra, se llamaba Cachena, y acampamos junto a una laguna, el entorno era maravilloso, pero nosotros estábamos tan cansados que no teníamos tiempo de apreciar el paisaje, solo podíamos pensar en dormir.

Desde Cachena fuimos a otro lugar llamado Vaqueria, era un pequeño núcleo de casas de adobe con el techo de paja. El aspecto del valle nos inducía a pensar que el tiempo se había detenido, que no existía tiempo, niños pequeños y personas mayores llenos de suciedad y miseria salían al camino a vernos pasar y a pedir unos caramelos a los gringos, casi no sabían hablar en castellano y supongo que en aquel valle perdido, al cual solo se podía llegar a pie o a caballo, no había escuela, ni medico, solo cuentan con los viejos hechiceros y con la coca, la reina de las hierbas, la que todo lo calma o lo excita según haga falta.
Después de pasar Vaqueria subimos a buscar una pista de tierra por la cual llegariarnos a Portachuelo a Jaime Miguel le duele el tobillo y le cuesta mantener el ritmo.
Evaristo subía sin darnos un descanso, solo podíamos convencerle de que parase sacando chocolate o algún otro dulce, así lentamente subimos hasta Pacchapata, allí montamos nuestro reducido campamento, estábamos otra vez por encima de los 4000m y al ponerse el sol la temperatura bajaba muy rápidamente, por lo tanto teníamos que cenar pronto y meternos en la tienda para protegernos de los 15 grados bajo cero que marcaba nuestro termómetro.
  Al día siguiente Evaristo salió temprano con los burros, hoy viajaría solo hasta Yuracorral nosotros pretendíamos subir a algún vehículo para que Jaime pudiera recuperase evitando andar ese día cinco horas, a nosotros también nos favorecía pues así estaríamos más descansados para subir al campo base del Pisco esa misma noche.
Esperamos durante horas a que pasara algún vehículo y al fin después de seis largas horas se detuvo un camión, al trepar a la caja de madera descubrimos que en su interior había un grupo de jóvenes armados con fusiles militares y sus caras tapadas con pasamontañas, nos quedamos de piedra, pues no estaban uniformados como un ejercito regular pero no nos atrevimos a decir nada  y allí compartimos vaivenes y saltos del camión con aquellos paramilitares que no dejaban de mirarnos y preguntarnos la altura a que nos encontrábamos en cada momento, les llamaba mucho la atención nuestro altímetro.


Subimos hasta el paso de Portachuelo a 4700 m. y comenzamos a bajar, el camión debía maniobrar para tomar las curvas en aquellas pistas de tierra, cuatro o cinco curvas fueron suficientes para que tomásemos la decisión de bajar del camión y seguir a pie, y así lo hicimos, descendimos los más de 1000 m. de desnivel que separaban Portachuelo de Yuracorral y al atardecer llegamos al campamento, esa noche Evaristo nuestro arriero tomaría el camino de vuelta a su pueblo.

viernes, 24 de febrero de 2012

EL PASO DE PUNTA UNIÓN

Salimos temprano, el día estaba oscuro y Punta Unión ni siquiera se veía, una fina lluvia nos acompañaba en nuestro lento ascenso al paso, cuanto más nos acercábamos  el tiempo era peor, un viento lateral nos tiraba a la cara unos grandes copos de nieve, que ya comenzaban a cubrir el paisaje que veíamos.
Este periplo alrededor de los grandes macizos montañosos nos serviría para estar aclimatados a la altura y que nuestro cuerpo respondiese mejor en alta montaña, donde se fijaban nuestros objetivos más importantes, pero al superar los 4500 m de altura la respiración se hace pesada y parece que solo te queda un pulmón pero esta sensación va desapareciendo según pasan los días y estás más aclimatado.
Llegamos a Punta Unión a 4750 m. y por suerte no había demasiada nieve, de cualquier manera tuvimos problemas pues los burros había que pasarlos de uno en uno y esto era peligroso, en este punto pudimos ver la maestría de nuestro guía Evaristo, que se quitó sus sencillas sandalias para, con el pie desnudo, apartar la nieve de las rocas por donde tenían que pisar los animales y tomando al burro por el rabo comenzó a descender por el angosto y tortuoso sendero hasta un lugar seguro mas abajo del paso, así repitió la operación seis veces, como anécdota contaré que uno de los burros era la primera vez que venía y se negaba a bajar pero Evaristo con la pericia del arriero y un buen palo calmó al animal y lo hizo bajar sin problemas.
Desde ese punto comenzamos a bajar durante horas y parecía que no llegaríamos nunca al lugar de acampada, a la piedra, que repetía Evaristo el caminaba como si de un paseo dominical se tratase, pero nosotros empezábamos a estar cansados.